El cerebro triuno o la teoría de los tres cerebros fue un modelo evolutivo propuesto en la década de los 60’s. Este modelo fue aclamado como la primera teoría sostenible que explicaba, desde una perspectiva evolutiva, el desarrollo de la mente humana. Sin embargo, como cualquier postulado científico, fue sujeto a ser refutado al venir del nuevo conocimiento y explicaciones de la evolución y la arquitectura del cerebro humano.
En 1960, el doctor Paul
D. MacLean postuló que la estructura cerebral del ser humano obedecía a un
proceso evolutivo de adaptación. En este proceso, podían distinguirse tres
estructuras perfectamente, las cuales podían explicar de forma simple y certera
el comportamiento humano. Denominó así la arquitectura del cerebro en tres
componentes: un cerebro reptiliano, un cerebro límbico, y un cerebro
neocortical complejo. A cada una de estas regiones les atribuyó funciones
ligadas a su semejante biológico. Así, el cerebro reptiliano controlaba los
procesos de supervivencia, el cerebro límbico era el centro de las emociones e
impulsos de deseo, y el cerebro neocortical era el centro de los pensamientos,
la abstracción matemática y el lenguaje verbal.
Está formado por:
Tronco
cerebral:
El tronco del encéfalo está
compuesto tanto por partes de sustancia blanca como por algunas zonas en las
que predomina la materia gris, lo cual significa que la recorren tanto áreas de
conexión como zonas en las que los cuerpos de las neuronas se concentran
formando núcleos de control.
Es unas de las estructuras cerebrales con
mayor dimensión que forma parte de nuestro sistema nervioso. Representa
aproximadamente el 10% del peso encefálico y puede contener
aproximadamente más de la mitad de neuronas del cerebro.
El sistema límbico, que según
MacLean apareció con los mamíferos más primitivos y sobre la base del complejo
reptiliano, fue presentado como una estructura responsable de la aparición de
las emociones asociadas a cada una de las experiencias que se viven.
Su utilidad tiene que ver con el
aprendizaje. Si una conducta produce emociones agradables, tenderemos a
repetirla o a intentar cambiar nuestro entorno para que se produzca de nuevo,
mientras que si produce dolor recordaremos esa experiencia y evitaremos tener
que experimentarla otra vez. Así pues, este componente tendría un papel
fundamental en procesos como el condicionamiento clásico o el condicionamiento
operante.
3. La neocorteza
Para MacLean, el neocórtex era el
hito evolutivo más reciente del desarrollo de nuestro cerebro. En esta
estructura tan compleja residía la capacidad para aprender todos los matices de
la realidad y de trazar los planes y las estrategias más complicadas y
originales. Si el complejo reptiliano se basaba en la repetición de procesos
totalmente por la propia biología, la neocorteza era permeable a todo tipo de
sutilezas provenientes del entorno y del análisis de nuestros propios actos.
Para este neurocientífico, la
neocorteza podía considerarse la sede de la racionalidad en nuestro sistema
nervioso, ya que nos permite la aparición del pensamiento sistemático y lógico,
que existe independientemente de las emociones y de las conductas programadas
por nuestra genética.
Organización por capas
Además de su división funcional en
los diferentes lóbulos cerebrales y en dos hemisferios, es necesario tener en
cuenta que el neocórtex no posee una composición homogénea en toda su
extensión.
De
hecho, esta parte del cerebro se encuentra dividido en seis capas diferenciadas
principalmente por el tipo y organización de las células nerviosas que en ellas
se encuentran.
Capa
I: Capa plexiforme externa
También denominada capa molecular,
se trata de la capa más exterior y superficial de la neocorteza, estando
cubierta por la piamadre (una de las meninges). Esta primera capa contiene
relativamente pocas neuronas. Se encarga de recibir fibras de diversos sistemas
cerebrales.
Su composición se basa principalmente
en células horizontales de Cajal, dendritas de diferentes tipos de neuronas e
interneuronas y algunos axones de células de otras capas más internas y de
estructuras como el tálamo. Se trata de una capa que funciona como capa de
asociación a nivel intracortical.
Capa II: Capa células piramidales
pequeñas o granular externa
Esta capa del neocórtex está
compuesta principalmente por células piramidales y estrelladas (con forma de
estrella), cuyas dendritas se sitúan en la capa plexiforme externa y los axones
en capas inferiores. Al igual que la anterior, sirve como mecanismo de
asociación entre las diferentes partes de la corteza.
Capa III: Capa piramidal externa
Compuesta principalmente por células
piramidales de tamaño variable, si bien generalmente superior al de la capa
granular externa. Los axones de éstas configuran fibras de proyección y
asociación. Sirve como área de asociación intracortical. Asimismo, algunas de
sus neuronas se proyectan contra lateralmente (al otro hemisferio cerebral).
Capa
IV: Capa granular interna
Esta capa está principalmente
compuesta por células en forma de estrella. Esta capa no existe en algunas
zonas, como en la corteza motora. Recibe información del tálamo, la cual es
distribuida por esta capa en lo que se conoce como estrías talamo corticales.
Sus fibras se proyectan a los ganglios basales, médula espinal y tronco del
encéfalo.
Capa
V: Capa piramidal interna o ganglionar
La quinta capa del neocórtex está
conformada por grandes células piramidales, junto a otras estrelladas, las
cuales envían información a otras zonas del cerebro. Dentro de esta capa se
puede observar la banda de Baillarger, una agrupación de fibras nerviosas
situadas de forma horizontal.
Capa
VI: Capa poliforma
Formada por células de formas
irregulares y polimorfas, esta capa del neocórtex realiza funciones eferentes,
enviando conexiones a la sustancia blanca y viajando muchas de sus neuronas a
través del cuerpo calloso.
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jueves, 6 de julio de 2017
Teoria del Cerebro Triuno
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Ayudaría mucho si pusiera algo de bibliografía y referencias. Eso haría más serio su artículo.
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